9 De Julio- Día de la Independencia
⚪ Este día de asueto toma su fecha de la efeméride ocurrida el 9 de Julio de 1816, cuando se produjo la firma del Acta de la Independencia, signada por los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Este evento fue el punto álgido del Congreso Constituyente de Tucumán, convocado por el Directorio, institución gubernamental que ejercía el control de los territorios dentro del antiguo Virreinato del Río de la Plata, con Buenos Aires como capital.
🔵El acto fue presidido por los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en la casa de doña Francisca Bazán de Laguna. Esta sede fue denominada Casa Histórica o Casa de Tucumán, lugar que puede ser visitado en la actualidad.
“Fragmento del Acta de la Declaración de la Independencia, firmada el 9 de julio de 1816.”
UN POCO DE HISTORIA
El 9 de julio de cada año se celebra el Día de la Independencia en la República Argentina. La fecha evoca la jornada en que un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó por escrito su intención de poner fin al largo período de dominio colonial español, anunciándole al mundo la voluntad de construir una Nación justa y libre de toda dominación extranjera.
La declaración de la independencia fue un acto soberano y colectivo. El Congreso de Tucumán reunió por primera vez a 28 diputados que sesionaron y debatieron desde el 24 de marzo de aquel año para proyectar una nueva nación. Allí se trazaron los primeros lineamientos de lo que luego sería nuestra República Argentina.
ACTA DE LA INDEPENDENCIA
DE LAS PROVINCIAS UNIDAS
En la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel del Tucumán a nueve días del mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado, objeto de la independencia de los Pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, Pueblos representados y posteridad; a su término fueron preguntados:
¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?
Aclamaron primero llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del País, fijando en su virtud la determinación siguiente:
Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama.
Comuníquese a quienes corresponda para su publicación y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.
UNA CURIOSIDAD. En 1816, en las provincias del norte muchas personas hablaban las lenguas de los pueblos que habitaban la zona antes de la llegada de los conquistadores: el quechua y el aymara. Por eso, cuando se firmó el acta de la independencia se mandaron a imprimir 3000 ejemplares, de los cuales 1500 se hicieron en castellano, 1000 en quechua y 500 en aymara.
POR QUÉ EL CONGRESO SE REUNIÓ EN TUCUMÁN
Varias son las razones. Pero la más importante quizás fue el hecho de que los españoles estaban ganando batallas y recuperando territorio en las provincias del norte. Las tropas realistas avanzaban desde el Alto Perú, y solamente estaba el general Martín Miguel de Güemes defendiendo el paso en Salta.
Si los españoles lograban llegar a Tucumán, era muy probable que pudieran avanzar hacia Buenos Aires. Hacer el Congreso allí era, en cierto modo, una demostración de fuerza, una manera de defender la revolución. Otra razón importante fue que los diputados del interior eran mayoría y querían ponerle un límite al poder de Buenos Aires.
TUCUMÁN EN 1816
Desde los comienzos de la Colonia, San Miguel de Tucumán había sido una ciudad importante. Era el paso obligado en la ruta que comunicaba el Potosí con el puerto de Buenos Aires.
Como en la región abundaba la madera, la ciudad se hizo famosa por la fabricación de carretas de excelente calidad. También se producían ponchos, frazadas y fajas. Las tejedoras indígenas los realizaban con antiguas técnicas y los teñían con tinturas vegetales de la zona.
Después de la revolución de mayo de 1810 y con el comienzo de las guerras de la independencia, la tranquila vida tucumana se alteró completamente. En 1812 se libró una batalla en las afueras de la ciudad, muy cerquita: la batalla de Tucumán.
Durante los años siguientes se respiraba en el aire el olor a pólvora y todos temían un nuevo ataque del enemigo. Por ese motivo, a las diez de la noche había que suspender las actividades: no se podía circular por las calles, ni tampoco dejar ninguna lámpara encendida. A las diez en punto, Tucumán quedaba a oscuras.
Día de la Independencia: ¿qué pasó el 9 de julio de 1816?
Una de las fiestas patrias más importantes de la Argentina se conmemora cada 9 de julio, recordando lo sucedido ese día de 1816, en la sesión del Congreso de Tucumán, cuando las Provincias Unidas del Río de la Plata proclamaron su Independencia política de la monarquía española y renunciaron a cualquier otra dominación extranjera.
La movida independentista se fue desarrollando luego de mayo de 1810, momento en que comenzaron las discusiones sobre cuándo y cómo se declararía la Independencia. En aquellos años los miembros de la Junta Grande no lograron un acuerdo y la decisión se postergó hasta 1816.
En ese lapso hubo dos posiciones que confrontaron: la de Mariano Moreno y sus compañeros, quienes plantearon, además de la Declaración de la Independencia, incorporar aspectos de una Revolución política junto con una serie de cambios económicos.
Y por otro lado, la posición de Cornelio Saavedra quien establecía un plan gradual de modificaciones, que no alteraban el orden social y económico de la colonia.
EL CONGRESO DE TUCUMÁN
Finalmente, en julio de 1816, Ignacio Álvarez Thomas en reemplazo de José Rondeau, Supremo Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata, convocó a un Congreso General Constituyente en la ciudad de Tucumán.
El primer debate del Congreso se centró en la forma de gobierno. La mayoría de los participantes estaban de acuerdo con establecer una monarquía constitucional, que era la forma más aceptada en Europa. En aquellos años una de las pocas repúblicas era los Estados Unidos de Norteamérica.
Según las crónicas de la época, el martes 9 de julio de 1816 estaba soleado y a eso de las dos de la tarde los diputados del congreso comenzaron a sesionar.
El diputado por Jujuy, Sánchez de Bustamante, pidió abordar el “proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país”. Y el secretario Juan José Paso preguntó a sus colegas “si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre de los reyes de España y su metrópoli”. Todos los diputados aprobaron la propuesta de Paso.
En ese momento fue firmada el Acta de la Independencia. Luego, en la sesión del 19 de julio, uno de los diputados por Buenos Aires, Pedro Medrano, previniendo las gestiones secretas que involucraban a algunos congresales encaminadas a entregar las provincias, independientes de España, al dominio de Portugal o Inglaterra, señaló que “antes de pasar al Ejército el acta de independencia y la fórmula del juramento, se agregase, ‘de toda dominación extranjera’», en el acta para sofocar el rumor que existía acerca de la posibilidad de entregar el país a los portugueses.
La declaración iba acompañada de un sugerente documento que decía “fin de la Revolución, principio del Orden”, en el que los congresales dejaban en claro que les preocupaba dar una imagen de moderación frente a los poderosos de Europa que, tras la derrota de Napoleón, no toleraban la compleja palabra Revolución.